Introducción
Las empresas requieren de una base fundamental de control interno, que les apoye en lograr metas, alcanzar los indicadores de desempeño, generar rentabilidad y resguardar los recursos de la organización, es decir, sus activos, es por ello, que, en la función de la gestión financiera corporativa, es muy importante que se cuente con la adecuada estructura organizativa, políticas claras y específicas sobre las operaciones, mantener vigentes los procedimientos y el fomento de una cultura de gestión basada en riesgos, todo lo anterior son elementos claves de un sistema de control interno.
El ambiente de control, es el marco de todo el control interno, que fluye desde los accionistas, directores, gerentes, hacia cada nivel de la organización, actuando como garantes en la supervisión del cumplimiento de las políticas y procedimientos, generando al interior de la misma, una conducta ética de altos estándares de control y buenas prácticas.
La ausencia de un adecuado control interno o tolerar una poca relevancia a su observancia, dificulta sin duda, el alcance de los objetivos de la organización.
¿Qué es el control interno?
El Comité de Procedimientos del AICPA (American Institute of Certified Public Accountants), definió el control interno así: El control interno abarca el plan de organización y los métodos coordinados y medidas adoptadas dentro de la empresa para salvaguardar sus activos, verificar la adecuación y fiabilidad de la información de la contabilidad, promover la eficiencia operacional y fomentar la adherencia a las políticas establecidas de dirección.
Con lo anterior, se evidencia que el control interno no es estrictamente un aspecto contable, más bien, de gestión y que contribuye sin duda, a que la empresa alcance sus objetivos y se sostenga en el tiempo; no obstante, un sistema de control interno con enfoque a temas contables, provee de confianza en la generación de información financiera, provoca que sea relevante y de calidad, para la toma de decisiones. Algunos reportes financieros de este tipo son: Estados Financieros, Ejecución presupuestaria, Flujos de efectivo, Declaraciones de impuestos, entre otros.
Otra definición de Control Interno, se refiere a un proceso que ejecuta la administración con el fin de evaluar operaciones específicas con seguridad razonable en tres principales categorías: Efectividad y eficiencia operacional, confiabilidad de la información financiera y cumplimiento de políticas, leyes y normas.
Por otra parte, el Marco COSO (Comité de organizaciones patrocinadoras de la Comisión Treadway) 2013, define cinco componentes de control interno, como bases de un sistema enfocado a la gestión por riesgos: Ambiente de Control, Valoración de Riesgos, Actividades de Control, Información y Comunicación y Supervisión y Monitore. Su combinación está encaminada a mantener un control interno eficaz, demostrar un compromiso de sus líderes con la integridad y valores éticos, desplegar actividades generales de control para mitigar riesgos, a través de políticas y procedimientos puestos en acción.
La fortaleza de contar con un sistema de control interno, que ha alcanzado su madurez, está asociada a una reputación muy positiva en aspectos éticos y de transparencia, lo cual, contribuye a que entes externos como los inversionistas, proveedores, legisladores, reguladores y auditores externos, interesados en la vigilancia y control de las organizaciones o empresas, consideren a la misma como una entidad confiable por el cumplimiento de aspectos normativos contables generalmente aceptados, la eficacia en la observancia de asuntos fiscales y la debida diligencia en todos los aspectos, sin perder el enfoque de alcanzar los objetivos, metas de crecimiento y sostenibilidad de la empresa.
¿Qué es un sistema de control interno y cómo implementarlo?
Un sistema de control interno garantiza el cumplimiento de todos los objetivos empresariales mediante la aplicación de una serie de medidas y acciones. Estas medidas son establecidas y verificadas por la alta dirección y los responsables de cada área. De este modo, permiten a la empresa desarrollar y ejecutar las operaciones con mayor eficacia y de acuerdo con las leyes y reglamentos del país.
Los sistemas de control interno proporcionan a las organizaciones visibilidad de sus actividades para que puedan identificar errores o pasos en falso antes de que se produzca un daño grave. La implantación de un sistema de control interno requiere el establecimiento de normas o procedimientos para los procesos clave dentro de la organización, así como la designación de responsabilidades a los implicados en tareas como la supervisión del rendimiento, la realización de conciliaciones, la verificación de documentos, la evaluación de riesgos, etc. Un buen sistema de control interno ayudará a su empresa a garantizar el cumplimiento de las leyes y reglamentos, a reducir los fraudes o robos, a aumentar la eficiencia en lo que respecta al ahorro de costes y a acabar alcanzando sus objetivos empresariales de una forma mucho más fácil que sin él.
Importancia de control interno en las finanzas corporativas
El control interno es un proceso ejecutado por personas dentro de la organización de todos los niveles, por lo tanto, no se trata de tener manuales o procedimientos. El informe COSO nos indica que “al hablarse del control interno como un proceso, se hace referencia a una cadena de acciones extendida a todas las actividades, inherentes a la gestión e integrados a los demás procesos básicos de la misma: planificación, ejecución y supervisión”
Según la Comisión de Normas de Control Interno de la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI), el control interno ofrece una garantía razonable de que se cumplas los siguientes objetivos principales:
- Promover operaciones metódicas, económicas, eficientes y eficaces, así como productos y servicios de la calidad esperada.
- Preservar al patrimonio de pérdidas por despilfarro, abuso, mala gestión, errores, fraudes o irregularidades.
- Respetar las leyes y reglamentaciones, como también las directivas y estimular al mismo tiempo la adhesión de los integrantes de la organización a las políticas y objetivos de la misma.
- Obtener datos financieros y de gestión completos y confiables y presentados a través de informes oportunos.
La aplicación del control interno a las finanzas corporativas es muy amplia, se relaciona con las operaciones, la confiabilidad de la información financiera y el cumplimiento de leyes y reglamentos,
En El Salvador, las regulaciones de cumplimiento y asuntos fiscales, plantean una mayor demanda y complejidad de regulaciones y estándares, siendo indispensable establecer actividades de control que se adapten a tales requerimientos y expectativas, en la medida que una organización fortalece su control interno, facilita su adecuación, ya que es parte de la cultura de mejora continua.
Uno de los grandes aspectos que persigue el control interno es la salvaguarda de los activos, esto es resguardar los recursos de la organización, evitando a base de acciones de control, pérdidas o materialización de riesgos por fraude, negligencia, errores o irregularidades, algunas actividades de control financiero son:
- Arqueos sorpresivos de caja
- Conciliaciones bancarias
- Confirmaciones de saldo
- Levantamiento de inventario de activo fijo
- Confirmación de segregación de funciones
- Uso de cajas fuerte para valores y efectivo
- Autenticación de contraseñas en plataformas bancarias
- Seguimiento de indicadores PI y KPI
- Informes de desviaciones presupuestarias
Es muy importante el control interno en toda la organización, sin embargo, el riesgo inherente a los asuntos financieros, obliga a una atención de énfasis hacia las transacciones de este tipo.
Conclusión
Considerando lo antes expuesto, concluimos que un sistema de control interno es esencial en las organizaciones, la existencia de políticas y procedimientos alineados a los objetivos estratégicos, sumados a una cultura de mejora continua y buenas prácticas, generan un entorno de confiabilidad, en que se están haciendo bien las cosas y que, por tanto, los riesgos de pérdida, mala gestión, ineficacia o deficiencia, se pueden evaluar a tiempo bajo un enfoque de gestión del riesgo.
Es preciso diagnosticar al interior de las organizaciones, si el sistema de control interno es el adecuado para enfrentar los riesgos financieros, legales y tributarios del entorno, para estar preparadas ante las nuevas exigencias y retos de estándares de una economía global.